miércoles, 16 de octubre de 2013

Noruega parte III. Campamento base: Molde.

Improvisadores, seguimos con Noruega, pero tranquilos, ya no queda mucho. 
A las 8 de la mañana sonó el despertador y mi mente y mi cuerpo no querían responder. Pero al final no me quedaba otra. Me levanté, desayuné y preparé la mochila. Iba medio dormida, pero había conversación en el comedor y necesitaba mi inglés al 100%. Para empezar, “el progre” me saludó. No me lo esperaba, estábamos a lunes y no me había dirigido la palabra aun. Se ha ganado este apodo porque cree que si blancos y negros tienen hijos juntos, a las 4 generaciones serán estériles porque no es viable. Por lo visto su cerebro sí es viable, o eso dice el médico. Y luego el sueco (que se llama así porque es sueco, no porque se haga el sueco) se puso a hablar conmigo cuando todos me habían abandonado. Hizo un repaso de todo lo que llevaba en la mochila y todo lo que llevaba puesto. Vamos, que se aseguró hasta de que llevase ropa interior térmica. Me ha hecho levantarme y enseñarle los zapatos que llevaba para darle el visto bueno a ellos y a mi abrigo con capucha (porque según él necesitaba un gorro). Todo esto mientras insistía en que tuviese cuidado con no resbalar. Creo que pensaba que nos íbamos a escalar la montaña, lo que no sabía él es que íbamos a una zona perfectamente acondicionada para pasear. Pero bueno, que al volver de la excursión y no ver que me esperaba para ver si seguía viva, me ha decepcionado.
A las 9:30 llegaron Nur y Guillem con el coche alquilado y nos han recogido a Ali, Daniela y a mí. Con el rumbo marcado y confianza puesta en la capacidad de Nur para leer mapas, nos fuimos rumbo a Trollstigen. En lugar de coger el ferri decidimos bordear el fiordo añadiendo lo menos 1h y media al trayecto. Pero os aseguro que como era el primer día de turismo, valió la pena. No sé si es así en toda Noruega, pero en esta zona vimos cientos de cascadas. Noruega podría resumirse en agua y verde. El agua puede ser en el mar, en ríos o en lluvia, pero hace que todo esté verde y limpio.
Me fascinaron las casas en mitad del campo, sin ninguna valla de delimitación o protección. Las únicas vallas que había eran decorativas o para controlar a las ovejas. Personalmente, me parece genial que no tengan la necesidad de cerrar todo a cal y canto. Creo que eso hace la vida mucho más tranquila. Cuando llegamos al principio de Troslltigen, nos paramos a hacernos fotos con un troll de madera. Tenemos tal cantidad de fotos que es obvio que íbamos de turismo. Pero en las fotos no es ni la mitad de impresionante que en persona.
Subimos Trollstigen con el coche, aunque creo que casi se muere. No puede ser que un coche de 2 años no pueda subir las cuestas o tarde tanto en coger velocidad. Llegamos arriba y comimos sentados encima de nuestras chaquetas. Es lo que tiene la lluvia continua, que todo se moja. Pero si tenemos que esperar a que deje de llover, no saldríamos a la calle. No sé con qué palabras describir Trollstigen. Es impresionante. Si alguna vez vais a Noruega, no podéis perderos esta visita. Pero abrigaros.
De Trollstigen pusimos rumbo a un ferri que nos llevó hasta Geiranger. Allí la idea era coger un ferri que nos llevaría por el fiordo, pero solo funciona durante el verano.
Así que dimos media vuelta y cogimos el ferri otra vez. En el ferri Guillem y yo nos cambiamos, mi turno de conducir. Cuando me tocaba salir del ferri el coche no arrancaba. Que no cunda el pánico. Vuelvo a intentarlo. Sigo intentándolo. El del ferri viene a  preguntarme si hay algún problema. Claro que hay algún problema ¡el coche no arranca! El de atrás hace luces. Menos mal que Ali me defendió del impaciente. Guillem dice que le deje probar a él. Lo arranca. Me subo al coche deseando que la tierra me trague. Guillem saca el coche del ferri mientras el del ferri se quedaba mirándonos. Vuelvo a ponerme al volante.
Poco atentos a las señales, nos pasamos la que tocaba y me tocó bajar Trollstigen. Para que os hagáis una idea de la pendiente, se puede bajar toda entera en punto miento y frenando. Además, tiene curvas imposibles y curvas que ni el mejor de los circuitos de F1. Llegamos abajo sanos y salvos y entre carreteras y ferris conseguimos llegar a Molde. ¿Comentarios? ¿Nadie quiere decir nada? Vale, ya sigo yo. En los ferris se paga por el coche y por cada persona. Creo que el coche son unas 60kr (7.8€) y son 27Kr (3.51€) por persona. En todos y cada uno de los ferris hubo alguien que no pagó porque el cobrador se descontaba o vete a saber por qué. Pero fueron todos muy simpáticos, menos el del ultimo ferri. A este señor le pedimos por favor que nos hablase en inglés y nos contestó “noruego en Noruega”. Pues muy bien señor, muy bien.
Al llegar a Molde dejamos a Daniela en su casa y nos fuimos a aparcar. Vivir en el centro está muy bien, pero de 8h – 17h es todo zona azul. Como eran las 20:30h lo aparcamos y nos fuimos a por la cena. Allí estuvimos en otra de nuestras largas sobremesas con chistes y tontadas varias mientras veíamos cómo jugaban a la play los compañeros de residencia.
El problema de aparcar en zona azul es que o movíamos el coche o nos tocaba pagar. Eso quiere decir que el martes nos tocó madrugar más. A las 7 sonó el despertador y me levanté a hacer el café. Allí nos sentamos a desayunar ya con todo listo. A las 8 y cinco nos entraron las prisas y mientras Guillem iba a por el coche, nosotras bajamos las mochilas y esperábamos a Anastasiya. Lloviendo más que el día anterior pusimos rumbo a Bud, un pueblo pesquero. Al hacernos un lio para salir acabamos en un museo de la II Guerra Mundial (cerrado) y nos dimos una vuelta por fuera del puesto de vigilancia y los cañones. Nos asomamos a los túneles, pero también estaban cerrados. ¡Por dior! ¿Quién podría pensar que en Noruega cierran en invierno?
De Bud pusimos rumbo a la carretera del Atlántico para llegar a Kristiansund. Hasta que nos encontramos con un peaje. Era caro, así que nos dimos media vuelta allí mismo. ¿15€ Por persona y además el coche? No, gracias. De allí pusimos rumbo a una iglesia vikinga en Kvesnes. Como también abre solo en verano, la vimos por fuera. La vikinga y la del siglo XIX que construyeron al lado, las dos cerradas. ¡Qué rabia! ¡De verdad quería ver la iglesia vikinga! Nos pusimos a buscar un sitio donde parar a comer y no mojarnos. Seguimos un camino pasando de la señal de camino privado y casi acabamos en un barrizal, así que dimos media vuelta y acabamos en una mesa de picnic enfrente de una especie de hotel abandonado.
Mientras comíamos bajo la fina lluvia, pasó un señor con dos niños que iban a pescar y estuvo hablando con nosotros muy amablemente. Me fascina como allí casi todo el mundo habla inglés perfectamente. Después de comer decidimos intentar suerte en otra iglesia vikinga. Como no teníamos muy claro por donde llegar, le preguntamos a una mujer. Seguimos sus indicaciones y al no encontrar la iglesia, volvimos a preguntar. Sin saber cómo, volvíamos a estar en la carretera del Atlántico. Ali se puso al volante para hacer media carretera del Atlántico y luego lo volví a coger yo hasta Molde.
Dejamos a Anastasia y fuimos a comprar. Mientras Guillem y Ali devolvían el coche, Nur y yo volvimos a casa para hacer la maleta. A todo esto, el coche había que devolverlo con el depósito lleno. ¿Sabéis lo que eso quiere decir? Haceros una idea con este dato: 15’09Kr/litro. Lo que equivale a 1.96€/litro. Después de hacer la maleta y para hacer tiempo, nos pusimos una película. A las 9 salimos a hacer la cena y llegaron entonces el profesor de kickboxing y un compañero de residencia, que venían del gimnasio. Y entonces le dicen a Nur que podría haberme llevado a la clase. ¡A buenas horas mangas verdes! Y también la última noche deciden preguntarme quien soy y hablar conmigo. Nur tenía razón, son bastante fríos. Si no van borrachos no hay confianza. De hecho, he tenido un par de momentos raros al saludar a alguien e ir a darle dos besos y que ellos estiren el brazo para darme la mano. Con la costumbre se me olvida que esta gente no besa.

Cenamos con una cerveza por fin, que después de las 18h no venden alcohol y siempre llegábamos tarde (y que son carísimas hasta que encontramos esas que estaban muy buenas por 4kr que son 50 céntimos). Después de cenar tocaba acostarse pronto, así que me despedí de Ali y Guillem y me dispuse a intentar dormir. 
!Sed felices!

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