domingo, 15 de noviembre de 2020

Puente Castellano: Alcolea del Pinar, Molina de Aragón y Formiche (p.4 y última)

Improvisadores, ¿Cómo estamos? Hoy llegamos al último día de puente castellano. Tengo un problema, no se que os contaré la semana que viene… pero ese es un problema para el futuro. De momento, volvemos al 12 de octubre. Último día de puente y momento de volver a casa. Eso sí, con paradas de por medio. 

Primero hay que prepararse, así que fuimos a desayunar churros con chocolate a “Gustos de Antes”. Que mira, eso es el paraíso del goloso. No he visto panadería pastelería con más cosas. Gustos de antes y de ahora, porque madre mía… con deciros que todos los días que pasamos por delante tenían cola ya os hacéis una idea.

De aquí nos íbamos hacia Valencia, pero de sorpresa paramos en Alcolea del Pinar. ¿Qué hay aquí? Pues el día de antes había leído que estaba la Casa de Piedra. No pudimos visitarla porque con el tema del covid no se puede, más que nada porque son los familiares del creador y propietario Lino Bueno los que la enseñan. Es una casa tallada completamente en la roca que empezó a hacerla en 1907 y acabó en 1927. Tiene dos plantas (creo) que construyó por las noches ya que durante el día trabajaba en el campo. Todo está tallado en la roca, incluso el mobiliario como alacenas, mesas, etc. La peña era del ayuntamiento que la cedió a Lino para que construyese una casa para su familia, en mi opinión creyendo un poco que no iba a ser capaz, pero estuvo habitada hasta 1990 (si no me equivoco). Todo esto es lo que leí de la casa, porque como os digo no pudimos hacer la visita. Por lo visto es una localización bastante conocida pues tanto Alfonso XIII con Primo de Rivera como Juan Carlos y Sofía la han visitado en algún momento. Durante la guerra civil fue refugio y polvorín, pero Lino no lo vio pues murió en 1935 a los ochenta y muchos años dejando (aun) una habitación sin terminar en un tercer piso que no llegó a hacerse.

Os dejo aquí dos enlaces con un poco más de información de Lino y su Casa Cueva, por si os interesa.

Imposible sacar la casa entera en una foto...

De aquí nos fuimos rumbo a Molina de Aragón, pero antes queríamos parar en un yacimiento que hay en Herrería, El Ceremeño. Era un castro celtibero y hoy yacimiento arqueológico. Lamentablemente solo pudimos verlos desde la valla pues, otra vez, por el covid y sin reserva previa no se pude visitar. Es un castro curioso pues está bastante comunicado con otros castros, no está aislado. Y esta muy cerca de la actual N211, antigua calzada romana. Esta declarado como BIC (Bien de Interés Cultural) y pensamos que por intentar visitarlo no perdíamos nada. Esta estratégicamente colocado sobre un cerro en la zona del rio Saúco, bien posicionado tanto para defensa como para agricultura. Tiene una muralla de 2-2.5 metros de ancho y 2m de altura que rodea el perímetro de nada mas y nada menos que 2.000 m2; pero actualmente se conservan 85 metros de muralla. 

Visto lo poco que podíamos ver de El Ceremeño, nos fuimos hacia Molina de Aragón. Aquí nos avisaron de que el Castillo (una vez más) no se podía visitar. Así que decidimos dar una vuelta e ir subiendo hacia allí. Si llegábamos bien y si no también. Molina de Aragón pasó, en época medieval, de mano en mano. Igual por eso encontramos la zona de la judería y la morería aun con sus calles estrechas como barrios propios. Aunque fue conquistada por Alfonso I de Aragón, la cedió a Castilla; pero luego la conquistaron los almorávides volviendo así a manos musulmanas. En el siglo XII fue conquistada, de nuevo, por un noble castellano que lo convirtió en señorío independiente. En la guerra entre Castilla y Aragón, Molina se amotinó contra Enrique II de Castilla y se puso bajo soberanía de Aragón y, de aquí, el nombre de Molina de Aragón (antes, Molina de los Caballeros). En 1375 volvió definitivamente a Castilla como parte de la dote de la infanta Leonor de Aragón. Es curioso que en la plazuela de Tres Palacios hay un poema (de 1983) que conmemora las hazañas de los vecinos de Molina que resistieron contra las tropas napoleónicas en 1808. Os lo dejo aquí.



Como os digo, no visitamos nada en Molina, excepto Molina en si misma. La verdad es que es una ciudad (pues según internet tiene el título de ciudad) preciosa. Os iré enseñando fotos en Instagram. De hecho, la foto de la puerta que hay en mi Instagram es de Molina de Aragón y cómo gustó. Cuando ya nos íbamos a Molina, llegamos de casualidad al rio que estaba precioso en octubre con los colores otoñales que, en Valencia, aun tardaron un poco en llegar. Y en algunas zonas no ha llegado aún. Me llena de orgullo y satisfacción informaros que, al final, de calle en calle sí llegamos al castillo. También os digo que es casi imposible sacarlo en una foto sin que salga una carretera o un cable de teléfono. Pero yo hice lo mejor que pude.

Ya ahora si que si nos fuimos hacia Valencia y ya sobre las 15h paramos a comer. Y ya, por seguir con la ruta gastronómica, nos desviamos hasta Formiche Alto pues, al parecer, es de allí la empresa que fabrica la morcilla de arroz que compramos aquí. Y dijimos, ya que estamos… Es un pueblo de 151 habitantes, pero tranquilos porque bares tiene. Nosotros comimos en el Bar 4 esquinas. No os puedo dejar enlace ni nada porque no hay nada en internet. Pero os lo apuntáis en una nota. Menú casero 100%, buenísimo, super bien de precio. El típico de menú de primeros y segundos con platos combinados de lo que tu quieras. Postres caseros impresionante. Yo me pedí un consomé (obviamente) y el plato combinado de morcilla (no vamos a ir hasta allí para nada). Un bar típico, muy amplio, limpio y de atención extremadamente agradable. No os imagináis como estaban esas natillas.

El viaje acabaría con nosotros llegando a casa sin encontrar atasco al entrar a Valencia, que ya de por si es un éxito, y preparándonos para la vuelta a la realidad de golpe para el día siguiente. Pero eso… eso ya no es tan interesante.

Se que esta entrada ha sido un poco más cultural y menos de anécdotas, pero es lo que hay cuando tampoco puedes visitar muchas cosas. Y yo soy un poquito friki de la historia, ya lo sabéis. Espero que, a pesar de todo, os haya gustado. Yo iré pensando qué contaros el domingo que viene.

¡Sed Felices!

domingo, 8 de noviembre de 2020

Puente Castellano: Campillo, Valverde, Jadraque y Torija (p.3)

Improvisadores, espero que estéis bien. A mi personalmente se me está haciendo cuesta arriba este año, pero qué le vamos a hacer, ¿no? Por eso vengo a contaros la tercera parte del puente castellano, para distraernos.

Estamos ya en domingo 11 de octubre, no nos queda nada para volver a casa. Así que hay que aprovechar el día. Nos fuimos a visitar los Pueblos Negros. Hay muchas rutas que hacer y mucho que ver, así que nosotros seleccionamos dos pueblos a los que ir. Desayunamos en Los Soportales y nos fuimos hacia Campillo de Ranas. Es un pueblo pequeño, 148 habitantes según wiki, y de hecho no se puede entrar con el coche. Así que aparcamos a la entrada del pueblo que hay un aparcamiento y ya caminando al pueblo. La verdad que es un pueblo muy bonito y un paseo agradable. Nosotros aprovechamos y compramos miel y mermelada caseras que ya os enseñaré en Instagram. Y lo que más me gustó fue que no había nadie. De verdad que nos cruzamos todo el rato con la misma familia. No sabéis la paz que había allí.


Os podéis imaginar que la visita a Campillo dura lo que vosotros queráis, porque es pequeñito. Pero es precioso y estuve haciendo bastantes fotos. Ya las iré compartiendo. Pero antes de irnos al siguiente pueblo hicimos una parada técnica, y menos mal ya veréis por qué. Era sobre las 13h y no habíamos almorzado. Así que nos tomamos algo (yo un agua, obvio) y pidieron un pincho de tortilla. Os prometo que la mejor tortilla de patatas que existe es la de mi madre, y eso es indiscutible, pero esta tortilla… con deciros que le hice una foto porque tenía una pinta, un color precioso, un… ¿se nota que me flipa la tortilla de patatas? Catadora de croquetas, patatas bravas y tortilla de patatas.

De allí nos fuimos hacia Valverde de los Arroyos que, por lo visto, es el pueblo negro más conocido. Y tanto. Estaba a reventar de gente. De hecho, nuestra idea era hacer una ruta que sale de allí después de comer. Todos los restaurantes completos, gente comiendo en la calle… así que estuvimos 5 minutos dando una vuelta y nos fuimos porque aquello era agobiante. Y pensamos “vamos bajando y en el siguiente pueblo comemos”. JA. Una hora después encontramos un sitio donde comer. En Jadraque, en el restaurante El Castillo. Que además llegamos tardísimo que yo pensaba que no nos darían de comer. Pero comimos, vaya si comimos. Yo me pedí una sopa (empieza a ser repetitivo) pero, qué sopa. Tenia de todo. Con deciros que comí eso y ya. Bueno, y postre. Y ya que estábamos allí subimos a ver el castillo de Jadraque. No se podía visitar por dentro, pero la camarera del restaurante nos dijo que lo bonito era por fuera y no mentía. Vale la pena subir. Además, se puede subir prácticamente hasta la puerta con el coche. De hecho, había un grupo de motoristas que subieron hasta la puerta. Eso sí, hace mucho aire arriba, preparaos. Pero las vistas son increíbles. El resto del pueblo no pudimos visitar nada, ya sabéis… Fase 2. Y es una lástima porque en Jadraque tienen, hasta donde yo sé, una obra de Zurbarán y una talla de Pedro de Mena. Además, esta la casona de las Ursulinas que refugió en 1808 a Jovellanos y a Goya.


De aquí nos fuimos a Torija, porque ¿qué son 30 min después de conducir 1h para comer? En Torija realmente no vimos mucho. Nos tomamos el café (yo no) a los pies del castillo y nos fuimos hacia Sigüenza. La verdad que me llamó la atención que el castillo de Torija no estuviese en alto como el resto de los castillos que llevábamos vistos. Lo curioso es que este castillo ha vivido de todo. Durante la guerra de independencia contra Napoleón fue refugio de Juan Martín “El Empecinado”, responsable de que los muros fuesen destruidos para que los franceses no lo utilizasen; en 1937 fue cuartel de Líster y Kahle, jefes de las brigadas republicanas en la Batalla de Guadalajara. Por razones más que obvias el castillo fue reconstruido años después y ahora es un centro de interpretación de la provincia y en la torre del homenaje hay un museo dedicado única y exclusivamente al libro “Viaje a la Alcarria” de Camilo José Cela.

Y ya de aquí nos volvimos a Sigüenza porque se hacía de noche y, sinceramente, hacia un frío increíble. Si os digo que nos despertábamos con 0º… Volvimos a cenar en El Mesón porque no os mentí cuando dije que estaba increíble. Y sí, antes de que preguntéis, me pedí una sopa. Podéis reíros de mí, pero qué feliz soy así.

Y hasta aquí el penúltimo día de viaje. La semana que viene el cuarto y último. Luego tendré que pensar qué os cuento porque, como todos, los de los viajes este año esta complicado. Disfrutad de la semana con cabeza.

¡Sed Felices!

domingo, 1 de noviembre de 2020

Puente Castellano: Pelegrina y Medinaceli (p.2)

Improvisadores, ¿Cómo lleváis la primera semana de toque de queda? Yo como me levanto a las 6.15 para ir a trabajar… ya me entendéis. Así que vamos a rememorar cosas más agradables y seguimos con el puente castellano, ¿si?

El sábado 10 nos habían avisado que habría más gente, pero pensamos que exageraban. Así que prontito nos fuimos al barranco del Río Dulce a hacer una ruta circular facilísima pero muy bonita y agradable. Os compartiré fotos. Facilísima nivel que yo iba en vaqueros, que es apta para niños. Pone que apta para carritos de niños, pero eso ya no lo tengo tan claro. La verdad es que estaba precioso con los colores de otoño. Y si os digo que es donde Félix Rodríguez de la Fuente rodaba muchos de sus programas ya os imagináis la de animales y sitios preciosos que hay. Nosotros tardamos como 3h pero porque íbamos parándonos, haciendo fotos y tal. Y no subimos a la cascada porque un grupo que bajaba nos dijo que estaba seca.

La única pega que voy a poner es que cuando estábamos acabando se llenó de gente. Que en un momento nos apartamos del camino porque entró un grupo de unas 50 personas y no exagero. Se que exagero siempre, pero esta vez no. Y os recuerdo que Castilla La Mancha estaba en fase 2 y no podía haber grupos tan grandes. Por muy al aire libre que fuera. Y menos mal que nos íbamos ya, porque imaginaos como fue que al día siguiente salió en el periódico la avalancha de gente que hubo en el pueblo. Además el pueblo donde dejas el coche es minusculo, Pelegrina, que tiene según wiki 15 habitantes. Al acabar, nos paramos en el restaurante “El mirador del dulce” que no tiene perdida porque es el que esta al lado del parking a tomar algo. Yo mayoritariamente agua. Pero la tortilla de patatas y los torreznos.. impresionantes. Pero el agua me estuvo increíble. Teniendo en cuenta que yo el día que menos bebo será como 2L.. pues 3h de ruta sin agua, mal pensado. Hice muchas fotos, algunas absurdas y haciendo el tonto que no veréis, y otras que os compartiré en Instagram.

De aquí nos fuimos a Medinaceli. Tengo que admitir que yo pensaba que Medinaceli era muy grande, porque nos habían dicho que había mucho que ver. Y estaba yo nerviosa por si nos entreteníamos mucho en Pelegrina y no nos daba tiempo a ver Medinaceli. Obviamente me equivocaba. Medinaceli está catalogado como uno de los pueblos más bonitos de España y, sinceramente, es bonito. Llegamos cerca de la hora de comer y como Castilla y León también tenia muchas restricciones, no había mucho que ver. Así que dimos una vuelta por el pueblo mientras buscábamos donde comer. Hay muchas opciones y la verdad es que es difícil elegir. Nosotros al final comimos en El Rincón de la Vila. Es un sitio de comida típica castellana con su menú establecido y bastante espacio en la zona de comedor para estar bien separados y amplios. Tengo que decir que si tenemos que quedarnos con algo del covid para siempre, que sea con la separación de mesas. Gracias. Aquí las migas estaban impresionantes también, pero no tengo foto. El ansia, ya sabéis. Las croquetas… increíbles. Si pudiese, seria catadora de croquetas. Pero no creo que de para vivir. Para ser feliz sí, pero no para vivir. Aquí probamos un hojaldre hecho con mantequilla de Soria que si vais a Medinaceli y no lo probáis… deberíais ir a prisión. De hecho, quisimos comprar en una tienda y nos dijeron que no tenían y nos mandaron a este restaurante a comprarlo. Ahi lo dejo.



De aquí nos fuimos a ver el mosaico romano, que sí estaba abierto. Es una exposición muy interesante y os va contando no solo sobre el mosaico sino sobre toda Medinaceli. Yo la recomiendo. Después dimos una vuelta por el pueblo y no había casi nadie, fue un paseo muy agradable. Acabamos en el arco romano que esta al lado del parking. Bueno, el parking al lado del arco, que el arco estaba antes. Y de allí ya nos fuimos.

De aquí nos volvimos a Sigüenza, por lo de descansar, ducharse y esas cosas varias antes de ir a cenar. Esta vez cenamos en La Catedral. El restaurante eh, no el edificio religioso. La verdad que cenamos muy bien, yo sopa, para variar. Tengo que decir que no aprovechamos al máximo el restaurante, porque no teníamos hambre aun después de Medinaceli. Así que yo una sopa castellana y una tosta de pan con tomate que mira, yo feliz. Os parecerá una tontería, pero yo soy así de simple.

Vamos a dejar aquí esta parte, que la siguiente tiene mucho que contar y tampoco hay que saturarse.

Disfrutad de la semana (con cabeza) y cuidaos.

¡Sed Felices!