lunes, 1 de junio de 2020

Junio de reflexión

Improvisadores, 

¿que tal el día 80 desde que empezó el confinamiento? Se que ya estamos en desescalada, pero empecé a apuntar en el calendario los días y.. ¿cuando parar?

Podría venir a hablar de cómo el mundo se ha vuelto loco. De cómo el 2020 parece una película apocalíptica. O de cómo vamos a salir de esta situación un con marcas permanentes en la memoria colectiva. Pero creo que nos merecemos algo mejor. Vosotros y yo. Vengo a buscar la luz al final del túnel. Y os invito a que lo hagáis vosotros también. 

Con este parón en seco de nuestras vidas he aprendido muchas cosas, la mayoría sobre mi misma. Puedo estar sola en mi casa mucho más tiempo de lo que pensaba; se cocinar aunque siempre he dicho que no; me quejaba por cosas tontas; no daba tantos abrazos como debería; mi yaya y yo hemos vivido algo "por primera vez" juntas, porque como dice ella, esto no lo hemos vivido en la vida; hecho de menos madrugar y conducir para ir a trabajar; hecho de menos estar en clase con mis alumnos; no me he apuntado a ningún canal de deporte en youtube, y no pasa nada. 

Con esta desescalada, valoro mucho el tiempo que voy a pasar fuera de mi casa y con quién; es muy difícil no abrazar a alguien que llevas meses sin ver porque las videollamadas están bien, pero nada se compara a la realidad; hace tanto tiempo que no iba en coche, que ahora me que va a la velocidad de un avión. 

Pero sobre todo, creo que (aunque suene a tópico típico) ha cambiado mi forma de ver las cosas. Ayer se reían de mi porque decía que todo me parece más bonito. Las montañas, los arboles, las casas y paisajes que he visto mil veces haciendo ese trayecto en coche me parecen más bonitos. Los pájaros cantan, las nubes se levantan... ya sabéis, todo mucho más brillante. Soy mucho más consciente de que muchas veces me quejaba por tonterías. Cosas que realmente no eran el fin del mundo, aunque a mi me lo pareciesen en ese momento. Que quizá estaba enfocada a cosas que no eran realmente lo más importante y daba por sentadas cosas que no eran seguras. 

Durante el confinamiento muchas veces he pensado en esos días que había quedado y decía: que pereza me da salir, para qué digo que sí, pudiendo quedarme en casa... Y de golpe y porrazo quedarme en casa no es mi decisión, es mi responsabilidad. Y pasábamos horas en videollamadas en las que realmente no hablábamos de nada importante, pero nos reíamos, echábamos el tarot y desconectábamos de estar encerrados en casa. 

Valoro mucho la suerte que tengo, que no he pasado el confinamiento sola en mi casa sin poder ver a mi familia. Se que mucha gente no ha tenido esa suerte. Y curiosamente, no hemos discutido ni de lejos lo que podía pensar que discutiríamos. También es verdad que los tres son enfermeros y no estaban mucho en casa. 

En definitiva, creo que con esto he aprendido a apreciar más las pequeñas cosas de la vida. Yo ya sabéis que siempre he sido fan de una terracita con sus cervezas y sus bravas, pero ahora lo que más valoro es la compañía y el poder dedicar mi tiempo a estar con la gente que yo quiero estar. Hemos celebrado cumpleaños 2.0 enviando los regalos y viendo la reacción con vídeos. Ya no era el regalo, era la ilusión de alegrarle la rutina a alguien en su casa. Es decir, valoramos el detalle, el tiempo invertido y el acordarte de esa persona. Y eso es algo que no debe cambiar da igual el tiempo que pase. 

Obviamente hay días malos, y el final de curso se presenta estresante a más no poder, pero creo que para quejarme tengo muchísimos días más. No os penséis que os escribo esto hoy porque estoy en modo flower power, todo lo contrario. De hecho hoy es un día regulín con un humor mediocre y mucho estrés interno. Quizá por eso hoy me apetecía hacer una entrada de apreciación por las cosas buenas que tenemos y que igual antes no valorábamos tanto. 

Espero, que en unos meses no se nos haya olvidado cómo nos hemos sentido a lo largo de estos meses y esto sirva para mejorar, ya no como sociedad (que también), como personas. Personas que busquen hacer el bien por los demás, compartir las cosas buenas y acabar con las malas. 

¡Sed felices!