Improvisadores,
¡Volvemos a las andadas! Esta vez
un viaje de 4 días a la provincia de Cuenca. El año pasado me fui a Carboneras y
este año tocaba Santa Maria del Campo Rus.
Pero primero, ¡las
presentaciones! Es un pueblo de no más de 600 habitantes en medio de Castilla
La Mancha. La zona está habitada desde la antigüedad al estar en la vía que unía
Alcalá de Henares con Cartagena. Pero su fundación oficial es anterior al siglo
XIII, en época de Al-Ándalus con el nombre de Barrachina. Durante la expansión
cristiana en la edad media se construyó una torre vigía y allí se agrupó la población
y acabaría construyéndose la iglesia de Santa Maria (que ya no existe). Alcanzaría
mucha importancia gracias a las minas de salitre. Se die que fue en Santa Maria
donde murió el poeta Jorge Manrique después de ser herido en Castillo de
Garcimuñoz enfrentándose a las tropas de Juan Pacheco marqués de Villena. Es un pueblo pequeño pero muy bonito de ver,
tiene casas muy bonitas y varios elementos patrimoniales muy interesantes.
Entre ellos la ermita de la Virgen del Amparo a la entrada (o salida, según de
donde vengas) al final de un paseo. Anteriormente fue un hospital utilizado
para donar sangre y poder abastecer a los heridos de guerra y se convirtió en
1545 en una fundación para dar culto a la Virgen del Amparo, patrona de la
villa y dar protección a los pobres y cristianos. Es un pueblo predominantemente
agrícola (esto según la página de su propio ayuntamiento) con cultivos de ajo,
cereal y vid. Pero también os digo que hay muchísimos campos de girasoles.
Una vez presentado Santa Maria, vamos
a lo interesante. El lunes por la tarde salimos Elena y yo de camino a su casa
para llegar justo a la hora de cenar. A dormir fresquitas que en Valencia hace
un calor de morirse.
El martes por la mañana
nos fuimos a andar hasta los Molinos (ya os subiré una foto a instagram). Estos molinos
quedan fuera del pueblo e igual alguno los vio en televisión porque salieron en
el programa “Quien vive ahí” ya que no son ya molinos sino casas. Esto de salir
a pasear pronto es porque este verano hago 5km todas las mañanas y Elena dijo que
seguíamos. Pero había que volver a casa y ducharse porque los martes es día de
mercado en Santa Maria. Así que allí echamos la mañana entre puestos y vecinos.
Pero oye, qué buena forma de pasar la mañana. Luego tocaba comer y siesta, por
supuesto. No hay ser vivo que aguante a esas horas fuera de casa bajo el sol de
La Mancha. ¿Y después? A la piscina del pueblo, que estamos de vacaciones. Así que
allá nos fuimos con nuestra nevera porque con el COVID el bar de la piscina
esta cerrado. ¿Sabéis que gozada luego cenar a la fresca? No os lo imagináis.
Que en Valencia hace calor desde mayo. Calor y humedad.
El miércoles nos
levantamos y nos fuimos por otra ruta que el padre de Elena calculaba unos 5km.
Y resultaron ser 7.5km. Pero no pasa nada, ¡valió la pena porque estaba llena
de girasoles! Pero como no habíamos caminado bastante, decidimos coger el coche
e irnos de visita al castillo de Belmonte. Hay aparcamiento arriba a las puertas del castillo. La entrada nos costó 9€ y con la aplicación “Castillos y
Palacios de España” podéis escuchar el audio guía en vuestro propio teléfono. A
mi me sonaba Belmonte de haberlo estudiado, pero no había estado nunca y la verdad
es que es muy bonito. Es Tesoro Artístico Nacional desde 1931 y actualmente es
considerado Bien de Interés Cultural. Me llamó la atención que es triangular,
el patio cuando entras no es el típico patio cuadrado de castillo. Mantiene la
estructura que le dieron en el siglo XV cuando los construyeron por orden de
Juan Pacheco (sí, el mismo que luchó contra Jorge Manrique en el Castillo de
Garcimuñoz). En 1811 los muros del castillo presencian el fusilamiento de
Francisco Sánchez Fernández tío Camuñas, un guerrillero español en la
lucha contra los franceses. Fue uno de los guerrilleros más populares de La
Mancha y se enfrentó a los franceses tras los abusos sufridos en su pueblo y el
asesinato de su hermano Juan Pedro. Tanto en Belmonte como en su pueblo,
Camuñas, tiene una calle con su nombre y placas conmemorativas. Se le atribuye
a él la frase "Yo no he estudiado nada, pero sé por la luz natural, que un
pueblo oprimido es un pueblo que sufre violencia". Aun así, en la
actualidad en muchas zonas de España se utiliza para asustar a los niños para
que no se acerquen a los pozos y evitar accidentes, para referirse a alguien
desaliñado o para referirse a alguien sigiloso.
Volviendo al castillo, el protagonista de este sitio no es Juan Pacheco. Las protagonistas son dos mujeres: Juana de Trastámara y Eugenia de Guzmán. Igual os suena más Juana la Beltraneja, que se enfrentó a Isabel la Católica por el trono y cuenta la leyenda que escapó del castillo por una ventana. Y será Eugenia de Guzmán (igual os suena más Eugenia de Montijo) quien reconstruyó el castillo en el s.XIX. Por eso en el patio si vais veréis unas galerías más modernas que el resto del edificio, porque mantuvo la estructura, pero dentro Eugenia impuso la moda de la época. Además, parece ser que la emperatriz consorte de Francia marcaba tendencia en Europa. Será su sobrino nieto Hernando Fitz-James Stuart y Falcó, duque de Peñaranda, quien retomó el proyecto de Eugenia de Montijo. Fue en 1931 cuando lo declararon Tesoro Artístico Nacional. Durante la Guerra Civil fue utilizado como prisión, como en otras tantas guerras. Y después, servirá como academia de rurales Onésimo Redondo en manos del Frente de Juventudes. Pero caerá en el abandono y es ahora cuando ha ido restaurándose y recuperándose gracias a la colaboración de los propietarios (la Casa Ducal de Peñaranda descendientes de la Duquesa de Alba, María Francisca de Sales Portocarrero, hermana de Eugenia de Montijo), la administración local y el Ministerio de Fomento. Os recomiendo la visita porque se han trabajado muchísimo un video introductorio que os cuenta todo lo que os he contado yo, pero mucho más entretenido. Además, en la primera planta veréis como era el castillo en la época de Juana de Trastámara y en el segundo piso como era en la época de Eugenia de Montijo. Las dos mujeres que marcaron época en el castillo. Son 9€ que no me parecen caros. La visita está calculada en 1h y media, pero podéis ir al ritmo que os apetezca. Los techos y ventanas son preciosos y por no hablar de las escaleras de madera con todos los detalles.
Os prometo que os iré dejando fotos en instagram y, si no se me pasa, os las enlazo aquí.
Voy a frenar aquí que sino se hace muy largo el post y estamos de vacaciones, no hay que cansarse... pero la semana que viene ¡segunda parte!
¡Sed felices!
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