Improvisadores, hace
apenas semana y media volví a Barcelona. Tranquilos, no vengo a contaros mi fin
de semana, porque no vimos nada de la ciudad. O al menos nada donde no
sirviesen vermut, comida y alcohol. Pero sí vengo a reflexionar sobre una
cosita tonta.
Creo que alguna vez lo he comentado ya, pero no estoy segura. ¿Sabéis
de esa gente con la que cuando estáis tenéis una sensación de paz? No me
explico muy bien. Son personas de vuestra vida que te hacen sentir como en
casa, pero más. No es como estar en casa, ellos son casa (no tengo muy claro
que esa frase tenga mucho sentido si nos ponemos a analizarla en una clase,
pero bueno).
Son esas personas que, estéis donde estéis, te conocen tan bien
que sabes que todo irá bien. Y si no va bien, saben a qué eres alérgico si
tienen que llevarte a urgencias. Esas personas que te conocen, a veces, mejor
que tú misma y confían en ti cuando tu no lo haces. O que te dicen “hazlo” y tú
piensas “estás loca” y repiten “hazlo” sin argumento ninguno.
Un ejemplo. En noviembre
me fui a Londres por primera vez en mi vida. No había estado nunca ni cerca.
Pues me quedé en casa de Elena y con ella, y con Anna cuando salió de trabajar,
al fin del mundo. Ese momento en el que vas en un metro que no conoces, una línea
que no conoces y una ciudad que no conoces y piensas “No tengo ni la menor idea
de donde estoy, pero estoy más que bien”. Ese sentimiento es al que me refiero.
En el caso de Barcelona es diferente, he estado millones de veces, pero aun así
me pasa. Ir paseando por Gracia y darme cuenta de que no tengo ni idea de por dónde
vamos, pero no pasa nada.
Tener gente así en la vida
es muy importante. Creo que son las típicas personas con las que tu madre está
tranquila. Yo le digo que estoy perdida en mitad de Londres y que no sé dónde
ir y le da algo, le digo que estoy perdida en mitad de Londres y no sé dónde ir
pero que también están Anna y Elena. Y me contestaría algo tipo “Tranquilas, os
encontrareis”. Porque así son las personas-casa. Las personas-casa hacen que tu
madre esté tranquila. Y eso vale oro.
Ojo, no estoy diciendo que
el requisito para ser persona casa de alguien es conocerlo de toda la vida.
Para nada. Una vez una mujer muy sabia me dijo que ella podía salir, pero no podía
beber si no estaba con alguien en quien confiase de verdad. Tomando esto como
alguien en el que puedes confiar cuando tú, por los azares de la vida, no confíes
ni en ti misma. Eso es una persona – casa.
Y eso, improvisadores, es
una de las cosas más importantes de la vida. Esto va por todas mis
personas-casa.
¡Sed Felices!